Anacrónica

Anacrónica, 2014

Obra presentada en Salón de la Fotografía, «Cambio de Guardia», Art Lima 2014

Nuestra realidad actual propone una estandarización en cuanto se refiere a la manera como percibimos la pertenencia a una determinada cultura, la globalización y los medios de comunicación y masificación, facilitan el proceso. Entender la pertenencia como un acto de reconocerse en un individuo símil es quizás una de las maneras más primitivas de logar ser parte de un grupo, más aun en un mundo globalizado y cosmopolita como el que vivimos. Hemos desarrollado sociedades articuladas por redes que van más allá de lo palpable, respiramos conexiones invisibles, impuestas y en alguna forma, vitales para nuestro existir moderno. Contribuimos a esta mixtura con arquetipos heredados conformados de creencias, mitos, costumbres y comportamientos, usos y usanzas del lugar de donde procedemos.

Los procesos de mezcla entre las culturas, generan intrincados lazos que atraviesan el umbral del tiempo, de las conexiones entre espacios físicos y temporales, haciendo de las experiencias, historias pasajeras y repetitivas, formando patrones que podrían ser vistos como usuales en cualquier parte del planeta. Éstas, forman esquemas de desarrollo en ciudades tan particulares como Cusco, en donde el pasado se conecta con el presente de manera extraña, creando intrincados juegos de posibilidades. Fenómenos opuestos, como los de homogeneización y fragmentación cultural; son parte de la globalización, derrumbando la identidad tradicional con la perdida de historia, produciendo nuevos referentes, impactando en los procesos de identificación de las sociedades, por lo que surge en algunos casos, la necesidad de construir y/o reconstruir las identidades colectivas en tiempo y espacio, de manera tangible y etérea a la vez.

Dentro de esta pérdida de límites entre lo propio y ajeno surge Anacrónica como parte de la serie: Territorios Alterados. El hallazgo de un archivo fotográfico en un mercado de pulgas de la ciudad de Cusco, conformado por 384 diapositivas (1972-1985) que documentan la vida de una familia, en esta ciudad y en alguna otra de un país extranjero, las idas y venidas de ellos, de los amigos, de los parientes y de una niña -que he visto crecer en los casi diez años que documenta la serie-. La serie además contiene algunas imágenes apropiadas de archivos anónimos en papel, que he ido recolectando en los últimos años, retratos de la ciudad entre los años 1940 a 1960. Por otra parte, con una cámara analógica Holga y una digital registré algunas mañanas, tardes y noches de la ciudad, en lo que yo considero es el epicentro de este pueblo, su plaza, su gente que ya no es suya, sus costumbres que con los años son de otros y sus personajes que intentan ser alguien más y ya no los que eran antes, pretenden tener la vida de alguien que vieron en alguna revista, serie de tv o una película pirata. Estas imágenes forman ahora una serie, que a falta de límites en tiempo y conexiones reales, se rigen a los que yo he impuesto, alterando el tiempo y el espacio, creando conexiones, posibilidades y nuevos vínculos entre ellas.