Fotografías para el libro: Por la ruta del Barroco cusqueño, (2013). Edición: Caja Municipal del Cusco.
‘Las rutas mineras que constituyeron el eje vertebral de la economía del Virreinato peruano, posibilitaron también el transporte de las ideas, y con ellas el desarrollo del arte. Efectivamente, por estos antiguos «caminos inkas» transitaron los evangelizadores, férreos y tenaces intelectuales de aquella época, llevando consigo la cultura cristiana a fin de arraigarla en la mente y el corazón de los habitantes de estos vastos territorios. Con ello se logró también generar una nueva forma de sensibilidad, alcanzándose nuevas formas de ver, hacer y entender el arte.
Articulando sierras, desiertos, punas y valles, con la ceja de montaña y las selvas misteriosas del Antisuyo, dominicos, franciscanos, agustinos y mercedarios, protagonizaron en un primer momento esta labor titánica, a la cual se suma pronto la de los hermanos jesuitas, quienes portan consigo ideas nuevas y conceptos modernos, que se consolidarán en los colegios regentados por ellos entre la zona de Cusco y el Altiplano, así como en las misiones esparcidas entre Bolivia y Paraguay.
En la segunda mitad del Siglo XVI, los jesuitas llegan al Cusco integrando la comitiva del Virrey Francisco de Toledo. Inmediatamente inician la tarea evangelizadora, para lo cual construyen un Templo ubicado sobre la antigua explanada sagrada de Awkaypata, el cual también tenía una Capilla de Indios. Dentro de sus objetivos estaba el adoctrinamiento y la evangelización de los naturales, razón por la cual el medio pedagógico incluyó la introducción de una arquitectura acorde a estas necesidades, y la participación plena de artistas, cuyas obras posibiliten el claro entendimiento de la filosofía cristiana y los conceptos teológicos.
En esta tarea participa activamente el hermano Bernardo Demócrito Bitti, iniciador –junto con Medoro y Pérez de Alessio-, de uno de los movimientos culturales más importantes y representativos de América: la Escuela Cusqueña’.
Arq° Germán Zecenarro Benavente