Con la invasión y conquista española, arribaron también la religión y la lengua, de la mano de ellas, costumbres y usos que transformaron para siempre nuestra cultura, somos el resultado del mestizaje y transculturación de ritos y tradiciones andinas e hispanas. La expresión más completa e importante de la Festividad del Corpus Christi se dio en Cusco, la antigua capital del Tahuantinsuyo. Diversos autores enfatizan que el desarrollo de la celebración estuvo condicionado a aspectos particulares, se hace mención a la existencia de una ceremonia consagrada al sol que coincidía con el solsticio de invierno, el Inti Raymi iniciado con Pachacuti Ynga Yupanqui, responsable además de una reforma religiosa que convirtió al Qorikancha –lugar que alberga esta exposición– en el centro de la sacralidad del mundo andino pre hispano.
Era este espacio, según María Rostworowski, el que alojaba a las momias de los antiguos soberanos incas, las mismas que eventualmente eran llevadas en procesión a la antigua plaza del Hawkaypata para los grandes ritos que ahí se daban cita. Estas procesiones eran seguidas por un gran número de personas, acompañaban además a las momias los ayllus o linajes del difunto soberano, familiares y allegados que conformaban las antiguas panacas incas. Los evangelizadores españoles habrían sustituido estas momias por imágenes de las advocaciones de la Virgen y santos católicos.
El Proyecto Fotográfico Documental “Corpus”, se piensa como un cuerpo de trabajo uniforme, sostenido en una constante búsqueda creativa en torno a la noción de la Fotografía Documental de Autor, abarcando un registro anual durante la festividad de 2014 a 2019 y desarrollando un lenguaje fotográfico propio en el contexto de un proyecto personal de largo plazo. La fotografía contemporánea se caracteriza por la inclusión del estilo del autor en el contenido de la imagen, entendiéndose este, como la postura que asume el Fotógrafo frente a la situación a fotografiar, la forma en como traduce y procesa lo que ve, y lo vuelve, a manera de concepto, en su fotografía, logrando una expresión fotográfica particular.
El registro comprende más de un millar de fotografías digitales producidas en seis años, 165 imágenes finales, 16 de ellas impresas para la exhibición, un catálogo-libro virtual de descarga libre y dos piezas audiovisuales. El conjunto coexiste en el entender de que hoy por hoy en el mundo de las artes y la fotografía hay pocas cosas por descubrir, y por ende, situándonos en el contexto de este trabajo, son muchos los fotógrafos que han documentado esta fiesta, sin embargo, si es posible enfatizar que al ser este un proyecto con una mirada personal, se convierte en un acto de atención constante; mediante ese aparato de captura, analógico o digital, nos enfrentamos a nuestra existencia a través del otro, alguien que no somos, un extraño que siendo parte del encuadre altera nuestra propia existencia, en cierta forma, es un engaño que le jugamos de a pocos a la eternidad.
Inmortalizamos momentos y con ellos emociones, sonidos, aromas, colores y tonos de gris y construimos un recuerdo de lo que somos y fuimos, el presente empieza a ser remoto en tanto el procesador de esas máquinas revela el momento y se convierte en un libro de memorias, un diario o en un recordatorio de sucesos que empiezan a ser un testimonio de nuestro tiempo, de nosotros como sujetos extraños que capturamos la vida de los demás para recordarnos que –aún– estamos vivos.
Corpus (ver y descargar PDF)